Como ya escribimos un cuento de manera cultural, seguiremos publicando todo lo cultural que nos parezca curioso o relevante para cualquier lector.
Discurso de Adolf Hitler. El triunfo de la voluntad.
El Sexto día del Día del Partido del Movimiento está llegando a su fin. Lo que para millones de alemanes fuera de nuestras filas apareció como una muestra de fortaleza política para cientos de miles de luchadores fue a la postre más la gran reunión personal y espiritual de veteranos luchadores y camaradas en lucha y, quizás, para vosotros desafiados por el impulso cortés de esta revista a nuestro partido retornarán con embravecidos corazones a los días en los que fue difícil ser nacional socialista.
Cuando nuestro partido lo componían únicamente siete miembros ya tenía dos principios: Primero, sería un partido con una verdadera ideología y segundo sería intransigentemente el primer y único poder de Alemania.
Tuvimos que permanecer en la minoría, ya que movilizamos los elementos más valiosos de lucha y sacrificio en la nación que siempre no han estado en la mayoría, sino más bien en la minoría, y como estos son los racialmente mejores de la nación alemana pueden en la más alta autoestima reclamar el liderazgo del pueblo y el imperio.
El pueblo alemán supeditándose a sí mismo a este liderazgo en creciente número. El pueblo alemán es feliz sabiendo que una visión constantemente variable ha sido reemplazada por una posición fija.
Cualquiera que se considere portador de la mejor sangre y a sabiendas lo aprovecha para lograr el liderazgo nunca lo abandonará. Hay siempre una parte del pueblo que sobresalen como luchadores realmente activos y más se espera de ellos que de millones de compatriotas camaradas de la población en general, para ellos no es simplemente suficiente poner la promesa "yo creo" sino más bien la aseveración "yo lucho".
En el porvenir el partido será la fuente del liderazgo político para el pueblo alemán. Lo adoctrinará y, a la postre, organizará duro como el acero, moldeable en sus estrategias y adaptable en su totalidad. Será una escuela, como una orden santa hermandad para líderes políticos. Debe resaltarse, sin embargo que todos los alemanes honrados se convierten en nacional socialistas, solo los mejores nacional socialistas, sin embargo, son camaradas del partido.
Una vez, nuestros enemigos nos inquietaron y persiguieron y, de vez en cuando, quitaron de en medio los elementos inferiores de nuestro movimiento. Hoy debemos examinarnos y extirpar de entre nuestras filas los elementos que se han transformado en dañinos que por consiguiente no tienen sitio con nosotros.
Es nuestro deseo y nuestra voluntad que este estado y este imperio duren por mil años. Podemos estar felices de saber que este futuro nos pertenece enteramente.
Cuando los mayores entre nosotros vacilen la juventud se pondrá firme se pondrá firme y se mantendrá hasta que sus cuerpos se corrompan. Solo luego, si nosotros en el partido con nuestra más dócil diligencia llegamos a ser la más alta encarnación del pensamiento nacional socialista entonces el partido se materializará como un eterno e indestructible pilar del pueblo alemán y del imperio. Entonces nuestro glorioso y admirable ejército veterano, orgulloso, portador del estandarte de nuestro pueblo que está igualmente dispuesto a la tradición defenderá el liderazgo político y al partido y entonces estas dos instituciones por igual moldearán al hombre alemán y, por ende, lo fortalecerá y cargará sobre sus hombros el estado alemán, el imperio alemán.
A estas horas, decenas de miles de nuestros camaradas del partido están partiendo ya de la ciudad mientras muchos de ellos reviven en sus memorias la concentración a pesar de todo otros ya planean la siguiente revista y otra vez el pueblo vendrá y acudirá y se fascinara nuevamente y dichoso y se motivará por la idea y el movimiento se alimentará dentro de nuestro pueblo y con el movimiento está el símbolo de la eternidad.
Larga vida al movimiento nacional socialista.
Larga vida a Alemania.
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